Rupturas...

Es difícil apartarnos de aquello a lo que nos hemos aferrado con ahínco. Saber que todo lo que construimos con pasión se puede venir abajo de un momento a otro puede ser devastador...

Pero el amor se trata de eso. De vivir con la expectativa de que todo puede acabar de un día para otro, sabiendo que debemos disfrutar de cada momento al máximo, y es eso lo que hace que enamorarse sea especial... porque, si supiéramos que esa persona va a estar incondicionalmente a nuestro lado tal vez no lo valoraríamos de la misma manera. 

Es lamentable, pero el ser humano valora mucho más las cosas cuando no las tiene, porque es en ese preciso momento que descubre lo mucho que necesita de ellas. Y el amor no escapa a ello. 

Pero pese al dolor que produce la ruptura, pese al dolor que causa el desapego, de todas formas todo habrá valido la pena. Porque nadie jamás podrá quitarnos de nuestra memoria esos cálidos recuerdos que confortarán nuestras almas en los malos momentos. Nada podrá borrar los besos de nuestros labios, o su tacto en nuestra piel. Nada, ni incluso la más grande de las distancias podrá hacer que ninguno de los dos olvide ese vínculo especial. 

Y tal vez lo más difícil es aprender que pese al dolor que nos cause, debemos poner por sobre todas las cosas la felicidad de la otra persona, porque el amor es hacer feliz al otro, aunque a veces eso pueda significar hacernos a un lado y nos genere angustia. 

Pero recuerda:  todo habrá valido la pena.